miércoles, 30 de octubre de 2013

Todos Los Amigos Tienen Algo En Común

Hay amigos eternos, amigos que son de piel y otros que son de fierro.
Hay amigos del tiempo, de la escuela, del trabajo. Amigos que se aprenden, amigos que se eligen, y amigos que se adoptan.
Hay amigos del alma, del corazón, de la sangre.
Hay amigos de vidas pasadas, amigos para toda la vida.
Hay amigos que son más que amigos.
Hay amigos que son hermanos, otros que son padres; también hay amigos que son hijos.
Hay amigos que están en las buenas, otros que están en las malas, hay amigos que están siempre.
Amigos que se ven, otros que se tocan, otros que se escriben.
Por supuesto que hay amigos que se van, que nos dejan; hay amigos que vuelven y otros que se quedan.
Hay amigos inmortales, amigos de la distancia.
Hay amigos que se extrañan, que se lloran, que se piensan. Amigos que se desean, que se abrazan, que se miran.


Hay amigos de noche, de siestas, de madrugadas.
Hay amigos hombres, amigos mujeres, amigos perros.
Hay amigos que deliran, otros que son poetas.
Hay de los que dicen todo, amigos que no hacen falta decirlos. Amigos nuevos, viejos, viejos amigos.
Hay amigos sin edad, amigos gordos, flacos.
Hay amigos que no nos llaman, que tampoco llamamos.
Con poco tiempo, amigos desde hace una hora, desde recién.
Hay amigos que dejamos ir, otros que no pueden venir, amigos que están lejos, amigos del barrio.
Amigos de la palabra, amigos incondicionales.
Hay también amigos invisibles, amigos sin lugar, amigos de la calle.
Amigos míos, amigos tuyos, amigos nuestros.
Hay muchos amigos; amigos en común, amigos del teatro, de la música, amigos de verdad.
Hay amigos que están tristes, otros que están alegres, otros que simplemente no están.
Hay amigos que se la pasan en la luna, otros en el campo, y otros en el cielo.
Todos, absolutamente todos los amigos tienen algo en común:

SON INDISPENSABLES...

Y Dios Dijo

Si nadie te ama, mi alegría es amarte. 
Si lloras, estoy deseando consolarte. 
Si eres débil, te daré mi fuerza y mi alegría. 
Si nadie te necesita, yo te busco. 
Si eres inútil, yo no puedo prescindir de ti. 
Si estás vacío, mi ternura te colmará.
Si tienes miedo, te llevo en mis brazos.
Si quieres caminar, iré contigo.
Si me llamas, vengo siempre.
Si te pierdes, no duermo hasta encontrarte.
Si estás cansado, soy tu descanso.
Si pecas, soy tu perdón.
Si me hablas, trátame de tú.
Si me pides, soy don para ti.
Si me necesitas, te digo: estoy aquí dentro de ti.
Si te resistes, no quiero que hagas nada a la fuerza.
Si estás a oscuras, soy lámpara para tus pasos.
Si tienes hambre, soy pan de vida para ti.
Si eres infiel, yo soy fiel contigo.
Si quieres hablar, yo te escucho siempre.
Si me miras, verás la verdad en tu corazón.
Si estás en prisión , te voy a visitar y liberar.
Si te marchas, no quiero que guardes las apariencias.
Si piensas que soy tu rival, no quiero quedar por encima de ti.
Si quieres ver mi rostro, mira una flor, una fuente un niño.
Si estás excluido, yo soy afiliado.
Si todos te olvidan, mis entrañas se estremecen recordándote.
Si no tienes a nadie, me tienes a mi.
Si eres silencio, mi palabra habitará en tu corazón



La Media Cobija

Don Roque era ya un anciano cuando murió su esposa. Durante largos años había trabajado con ahínco para sacar adelante a su familia.
Su mayor deseo era ver a su hijo convertido en un hombre de bien, respetado por los demás, ya que para lograrlo dedicó su vida y su escasa fortuna.
A los setenta años Don Roque se encontraba sin fuerzas, sin esperanzas, solo y lleno de recuerdos. Esperaba que su hijo, brillante profesional, le ofreciera su apoyo y comprensión, pero veía pasar los días sin que este apareciera y decidió por primera vez en su vida pedir un favor a su hijo. 
Don Roque tocó la puerta de la casa donde vivía su hijo con su familia.
-¡Hola papá! ¡Qué milagro que vienes por aquí!
-Ya sabes que no me gusta molestarte, pero me siento muy solo, además estoy cansado y viejo.
-Pues a nosotros, nos da mucho gusto que vengas a visitarnos, ya sabes que esta es tu casa.
-Gracias hijo, sabía que podía contar contigo, pero temía ser un estorbo.
-Entonces ¿no te molestaría que me quedara a vivir con ustedes? ¡me siento tan solo!
-¿Quedarte a vivir aquí?, sí... claro... pero no sé si estarías a gusto, tu sabes, la casa es chica mi esposa es muy especial... y luego los niños..
-Mira hijo, si te causo muchas molestias olvídalo, no te preocupes por mí, alguien me tenderá la mano.
-No padre no es eso, solo que, no se me ocurre dónde podrías dormir. No puedo sacar a nadie de su cuarto, mis hijos no me lo perdonarían, o solo que no te moleste dormir en el patio.
-Dormir en el patio está bien.
-El hijo de Don Roque llamó a su hijo Luis de doce años.
-Dime papá.
Mira hijo, tu abuelo se quedará a vivir con nosotros. Tráele una cobija para que se tape en la noche.
-Sí con gusto. ¿Y donde va a dormir?
-En el patio, no quiere que nos incomodemos por su culpa.
Luis subió por la cobija, tomó unas tijeras y la cortó en dos. En ese momento llegó su padre.
-¿Qué haces Luis? ¿Por qué cortas la manta de tu abuelo?
-Sabes papá, estaba pensando...
-¿Pensando en que?
-En guardar la mitad de la cobija para cuando tú seas viejo y vayas a vivir a mi casa. 


martes, 29 de octubre de 2013

TU VALOR SIGUE SIENDO LO MISMO

MUY BUENO !!! EXCELENTE !!!! 


Un profesor enseña un billete de $100 a sus alumnos y les dice: "¿A quién 


le gustaría tener este billete?" todos los alumnos levantan la Mano. Él 

arruga el billete y les pregunta de nuevo: "Ahora, ¿quién lo quiere?" Las

 manos suben de nuevo. Él lanza el billete arrugado en el suelo, lo pisa y 

vuelve a preguntar: "¿Aún lo quieren? " Los alumnos responden que sí y 

levantan la mano. Entonces los miró y les dijo: "Amigos míos, ustedes han 

aprendido una lección muy importante el día de hoy: Aunque he arrugado 

el billete, lo he tirado y lo he pisoteado ustedes quieren todavía el billete, 

porque su valor no ha cambiado, sigue con un valor de $100. Muchas 

veces en la vida, te ofenden, personas te rechazan y los acontecimientos te

 sacuden. Sientes que ya no vales nada, pero TU VALOR no cambiará 

NUNCA para la gente que realmente te quiere. Incluso en los días en que 

estés en tu peor momento, TU VALOR SIGUE SIENDO LO MISMO". Los 

alumnos aplaudieron emocionados... No dudes nunca de tu valor... Siempre 

valdrás mucho para las personas que te quieren. NUNCA pero NUNCA 

valdrás menos, aunque así lo sientas.

domingo, 27 de octubre de 2013

DE TANTO PERDER APRENDÍ A GANAR

De tanto llorar se me dibujo esta sonrisa. Conozco tanto el piso que sólo miro el cielo. Toqué tantas veces fondo que cada vez que bajo ya se que mañana subiré... Me asombra tanto cómo es el ser humano, que aprendí a ser yo mismo. Tuve que sentir la soledad para aprender acompañarme... Intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a esperar a que me pidan ayuda. Hago sólo lo que debo, de la mejor forma que puedo y los demás que hagan lo que quieran. Vi tantas liebres correr sin sentido que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido… y lo más importante.... aprendí a ser feliz con las personas que realmente me hacen sentir bien con solo una sonrisa."


PERDONAR NO ES QUE TODO SIGA IGUAL

Todos tenemos razones suficientes para guardar rencor a alguien en este momento. A todos nos han herido de tal manera que desearíamos no haber conocido a ciertos seres que, sin ningún miramiento, dañaron nuestras vidas o las vidas de gente que amamos. Siempre he creído que el perdón nos libera de una gran carga, pero gran confusión causa perdonar porque hay quienes me han dicho que no pueden olvidar. ¿Quién dijo que perdonar es olvidar? Por supuesto que no es ¡Alzheimer! ¡Yo tengo muy buena memoria y me acuerdo de muchas de las ofensas que he recibido y no por eso quiere decir que no haya perdonado!  Millones de personas van por la vida cargando el lastre de las ofensas y humillaciones recibidas e irremediablemente baja la energía y aumenta el resentimiento, que puede traducirse en enfermedades largas y dolorosas. Te invito a hacer este ejercicio: inicia perdonando, aunque sea de dientes para afuera, dilo todo los días: “Donde quiera que estés te perdono y te libero”. Aunque no lo digas de corazón, solo dilo diariamente. Te aseguro que conforme lo repitas cada día, cada mañana, el perdón se hará presente y tu vida será más placentera y el amor y la prosperidad tocarán a tu puerta.  ¡Ah! Y te recuerdo que perdonar no significa que todo siga como antes. Tu puedes perdonar y pedir que se aleje de tu vida, porque puedes decidir que no es conveniente la convivencia con alguien así.  Llena tu vida de paz y amor. El proceso de perdón puede llevar horas, meses o años, pero te aseguro que es la mejor estrategia para superar el pasado.  ¡Animo! Hasta la próxima. 



MI SOLEDAD

No se por que pero hoy converse con mi soledad y nos entrampamos en un dialogo muy fluido hasta el amanecer no todos los días lo hago, pero hoy necesitaba hablar con alguien, alguien que sepa de mis temores y mis dudas, alguien que me conozca y sepa como pienso, alguien que sepa de mis hazañas y mis sin sabores y mientras manejaba con dirección a casa me preguntaba quien me conoce así? y termine diciendo que mi soledad compañera de muchos años me conoce.

LLegué a mi casa, abrí la puerta, encendí la luz y no la vi...con cierta risa burlona me dijo aquí estoy, jamás me quedo siempre te acompaño y supe que era mi soledad...vaya dije si que te sabes esconder y como estas? le pregunte y me dijo bien y dispuesta a conversar, así que quien mejor que yo que te conoce para despejar unas dudas.

¿Como es que me conoces tan bien? le pregunte ah! replico es que siempre estoy ya son muchos años juntos y te escucho hablar, reír, te veo llorar y siempre termino por enterarme de ti.

¿Será posible que algún día puedas dejarme? le pregunte no lo se me respondió, pero si te dejo ya no estarás más y estarás sin soledad y quizá te sientas peor que hoy, ahora te veo solo y cada día mas... solo que nunca...pero no se si algún día me iré.

Que tengo que hacer para que me dejes le dije a manera de conversación ya que estoy cansado de estar siempre solo.

Pues no lo se, respondió certeramente, diciendome solo tu rconocerás el momento y sabrás que me fui, pero en el hoy me encargaron secar tus lágrimas y quizá un día lo añores, por que si encuentras a alguien que seque tus lagrimas mejor que yo, solo lo sabrás tu.

Volteo y miró la habitación, sola y vacía, la luz de la luna se cuela por la ventana y ello te invita a escribir y a escucharte a ti mismo, mientras volteo me doy cuenta que la noche esta terminando y el día comienza a rayar, el canto de las aves se deja escuchar y la luz de la ciudad se apaga, pienso y digo mis ojos deben estar hinchados de tantas lágrimas y mi soledad aquí conmigo, como siempre me invita a descansar un rato hay mucho trabajo para hoy y si tienes más dudas siempre estaré aquí me dice, aunque por momentos me olvides sabes que al terminar el día estaré aquí para seguir secando tus lagrimas.

Bueno soledad es muy grato saber que estas aquí aunque cansado de estar solo me encuentro no me queda mas que soñar que el día llegará y vendrás a disipar y terminar con mi soledad.

viernes, 25 de octubre de 2013

Cuida a tu pareja

Voy a decir algo que con seguridad va a molestar a muchos, pero que cuando se los explique les va a molestar más, y es que a veces cuidamos más lo que tenemos seguro, que lo inseguro.
Me explico: yo siempre digo, "no cuides tanto a tu familia, cuida a tu pareja" y la gente se sorprende por ello.
— "¿Pero cómo que no voy a cuidar mucho a mi familia? ¡Es mi familia!" —
Y no, tu familia, que es tu familia, está segura, es tu familia, nunca se pierde.
¿Ustedes han oído decir a alguien 
"por ahí va mi ex hijo, o mi ex padre"
?
No, ¿verdad? 
Pero han oído mucho, 

"allí va mi ex pareja".

Los padres, los hijos, los hermanos y la familia es lo más seguro que se tiene, no hay ex.

Ellos están ahí, y por muchos años que duren sin verse, por mucho tiempo que tarden en escribirse o en hablarse, ellos están siempre ahí.
Usted no puede decir "aquella señora que va pasando por allí fue mi madre por 35 años".
Una madre siempre es madre, es segura.
Y es más, les voy a decir otra cosa, de todos los amores, que es tender lazos, de todos los puentes, el amor más débil que existe es el de pareja. En una pareja no hay nada. Por eso hay que darlo todo, para quedarse con algo.
Tener una pareja es como cuidar una flor.
Si una flor no se riega, se muere,
y si se riega mucho, también.
Hay que ser un artista para cuidar una flor.
Cuida a tu pareja como una flor.
Yo no sé cuidar flores, por eso soy cura. Por eso, el amor de padre, de madre y de hijo es como tener un «cují coriano», nadie los riega, pero está ahí.
Eso que llamamos amor eterno se da en papá, en mamá, en un hijo, y en los amigos,Cuida a tu pareja para que el amor sea eterno. que también puede ser un amor eterno. Pero en una pareja es un amor diario,tiene que cuidarse todos los días.


Tengo un hermano en los Estados Unidos que se fue hace más de diez años y duré más de diez años sin hablarle. Nunca le llamé, y puedo decirlo que hasta por descuido. Siempre sabía de él por mamá, y cuando vino por primera vez desde que se había ido, lo fui a buscar al aeropuerto, y cuando nos vimos el abrazo fue tan fuerte que lloramos de emoción.Allí estábamos.
Pero vete de tu pareja diez años a ver qué encuentras. Eso es lo que dice que el amor de pareja es amor de todos los días. Yo puedo hablar con mi mamá cada semana, una vez a la semana, pero si tuviera pareja la estaría llamando a cada momento. Y no es que sea bueno o malo, es que el amor es así.
Por ejemplo, yo comparo el amor de aquellas parejas que por alguna circunstancia del destino tienen un hijo discapacitado. No es que no quieran a los otros, pero ellos están seguros. De aquél tienen que estar más pendientes, porque se puede caer, porque a lo mejor no come solo.
En cambio, los otros están y los quieren igual, y saben que están ahí. Si tengo una pareja, ese es el amor discapacitado. De ese tengo que estar más pendiente porque necesita más.
El amor de madre es independiente, el amor de pareja es dependiente.
Ella depende de mí y yo dependo de ella.
Estamos unidos 
«hasta que la muerte nos separe»,

pero el amor que nos debemos
es como el amor de un hijo discapacitado.
Cuida de tu pareja

Quien tenga esa hermosa flor, ya saben lo que tienen que hacer,regarla todos los días para que siempre este fresca y radiante y se mantenga ahí,hasta que Dios decida llevársela de este mundo, y los que no, no dejemos de tener fe de que Dios nos regalará nuevamente una flor para nuestro jardín.

A mis años y a tus años


Que nos espera por todo hogar las cuatro paredes de un asilo, como única ventana la luz de un televisor, como única emoción las partidas de cartas, como única compañía el calor de un animal y como única esperanza esperar un nuevo día.

¡Yo sigo vivo! 
Mis manos todavía pueden acariciar, 
y mis labios se mueren por volver a besar los tuyos. 
Mis pies aún recuerdan los viejos pasos de baile, 
y mis brazos todavía pueden estrecharte con fuerza,
para cálidamente protegerte, otra vez, de cualquier viento.

El amor no tiene edad, y todos tenemos derecho a tenerlo y vivirlo.


Ni tus sentimientos ni los míos tienen arrugas, están limpios, claros a la luz de nuestros ojos. Tu cuerpo y el mío hace mucho que dejaron de ser niños; pero tienes los ojos azules de niña traviesa, y mi alma corre todas las tardes a la playa resistiéndose día a día a madurar, para poder volver a jugar entre las peñas, e ir a robar para ti manzanas de los huertos prohibidos. Pero no recuerdes, no quiero recordar el pasado, ni el bueno, ni el malo. Quiero vivir el ahora, el ya, contigo abrazados.

Vivir nuevas emociones, inventar nuevos besos, recorrer nuevos senderos. Antes de volver a encontrarte vagaba como un minero sin luz, entre frías galerías de infinita oscuridad azul, excavando cada día, con mis manos, una nueva razón para vivir. Pero ahora tú eres mi faro, mi razón única, mi esencia. Quiero volver a pasear mis dedos por tu melena, a que vuelvas a sonreír con mis tonterías, a tomar un helado compartido, a acariciarnos en la oscuridad y abrazarnos hasta el amanecer.

Viejo, anciano, mayor... da igual, el amor es auténtico y vamos a vivirlo.


No me hables de los años pasados y perdidos, el único tiempo para mi baldío es el que pasa sin estar a tu lado, sin poder decirte que te quiero, sin querer amarte, sin amar hasta querer morir en tus brazos, sin morir por tu querer, sin querer que me ames como yo te quiero, y te amo, y muero. Y sé que me quieres; porque la luz de tus ojos es la misma de siempre y tus ojos nunca han mentido.

El tiempo ha pasado y nuestras vidas han corrido y tropezado muchas veces. Maldigo a la parca que ha jugado con los hilos de nuestro destino. Pero ahora volvemos a unirnos, no en nuestra hora final, sino en una nueva hora primera.

Que digan lo que digan nuestros hijos y nietos,
que puede que lleven nuestra sangre; 
pero no nuestros sentimientos. 
Que a tus años y a los míos
vamos a amarnos 
hasta el último suspiro.

Carta Reflexiva

Reflexiva carta de una madre a su hijo que ha dejado el hogar por hacerse mayor y hombre.



Hijo mío, te has hecho mayor y ya dejaste el hogar que te vio nacer:
Cuando partiste sentí que se desgarraba mi alma, un oscuro túnel cubría mi mente y los ojos no lograban ver tu rostro claramente por las lágrimas que no podía dejar de derramar.
Unos sollozos fueron oídos y no pude sino darte una bendición que te acompañaría por el resto del tiempo que estarías lejos de mí.Lejos o cerca, hijo mío, siempre te amaré.
Siempre, desde el inicio te he amado, profundamente.
Te he amado más que a mi carne y piel. He deseado tanto para ti que hubiera querido tener el poder de bajarte cada estrella para alumbrar tu camino, convertir cada uno de tus deseos en una fiel realidad…
Dicen, mi propia madre lo decía siempre,que a los hijos se les ama más que a la vida, y yo lo he hecho así, sólo que hasta ahora no me di cuenta de cuánto te pertenezco y cuánto de mí tienes. Así son las cosas de la vida, tienes que experimentar una pérdida para darte cuenta del gran amor hay en cada corazón.
Como madre, sólo tengo buenos deseos para ti.
Mil recuerdos de tu infancia me invaden, hice de tus retratos mi rincón especial para mirarte, para desde la distancia desearte el mejor día, el mejor momento. Pido a Dios que jamás te falten buenos amigos que te ayuden a sortear los malos ratos, que no te falte una mano que te extienda compañía y un abrazo para que nunca te sientas solo.
Quiero lo mejor para mi hijo.
Desde que eras un pequeño niño fui una de las madres más egoístas del mundo, hoy me doy cuenta de ello, pues nunca quise compartirte con nada ni nadie, sólo te quería ver sonreír. En mi desmesurado afán de no sentirte lastimado, seguramente cometí excesos, que hoy, gracias a Dios y su generosidad, no han sido decisivos.
Recuerdo a mi propia madre con insólita admiración y una profunda gratitud porque reconozco cuanto me dio, cuanto dejó de ser por mí… y se equivocó, ¡sí, muchas veces!, pero siempre la salvó su intención de buscarme el cielo, la tierra del nunca sufrir. Espero que así puedas verme a mí también.
Una madre siempre quiere lo mejor para su hijo,
aunque le lleve a esar lejos de ella.
Hijo mío, siempre te dije que te amaba. Y siempre te soñé junto a mí. Me puse por promesa fiel que yo te protegería y pondría mi cuerpo y espíritu para arremeter contra las balas que traten de doblegar tu existencia, para defenderte de las innumerables tristezas que la vida te trae, porque nadie, nadie podría darte tanto como esta mujer que te ha amado más que a sí misma.
Que Dios proteja y cuide de ti, hijo mío.
Hoy, mi hijo del alma,
sabiéndote lejos de mí,
quiero rogar y rogar
para que la vida generosamente se abra para ti,
que cada caída sea sólo un traspié
y que no permanezcas en el suelo
más tiempo del necesario.

Te deseo el sol, radiante y que cada día brille para ti. Te deseo melodías que calmen tu espíritu y la magnífica oportunidad de maravillarte de las cosas que ves y que aún te falta vivir.
Te deseo un gran amor que te consuele,
 que te abrace, que te quiera que te transporte al mundo del amor real de pareja, y un amor cálido, de alguien que te quiera con afecto del bueno más no con un amor de mujer, como si fuera una madre... para que descanses en ella y seque tus lágrimas cuando el camino se torne difícil.
Una madre nunca olvida un hijo, ni un sólo día.
Yo, desde la distancia, hijo querido, te abrazo cada día en un pensamiento. Cuando la soledad te ataque, cierra los ojos y piensa en mí que con la misma intensidad yo te escucharé y sabré que me necesitas. Una oración de cada día te ampara y todo mi amor te bendice.
Dicen que los hijos son prestados,
que son de la vida... ¡Cuánta verdad!
Sólo...
sólo que yo
no puedo aún desprenderme
y decirte...
"¡Vive, camina solo hijo!"


Te amo, hijo mío.

miércoles, 23 de octubre de 2013

*-* MIS DESEOS PARA TI *-*FELICIDAD: Muy dentro de tí.. SERENIDAD: En cada amanecer. EXITO: En cada faceta de tu vida. AMIGOS: Muy cercanos y pendientes de tí. AMOR: Que siempre fluya de tu interior. CONOCIMIENTO: De la gracia y el amor de Dios. RECUERDOS ESPECIALES: De todo el ayer. UN BRILLANTE DIA: Con mucho por lo cual agradecer. UN CAMINO: Que te lleve a un hermoso mañana. SUEÑOS: Para que se conviertan en realidad. GRATITUD: Por todas las maravillosas cosas a tu alrededor.

“Para cambiar tu vida por fuera debes cambiar tú por dentro. En el momento en que te dispones a cambiar, es asombroso cómo el universo comienza ayudarte, y te trae lo que necesitas”-
El amor es una cosa
que no se puede ocultar,
si no lo cuenta tu boca,
te traiciona el suspirar

Amor mío

En estos momentos de meditación y sana paz, me he puesto a reflexionar en nuestro "AMOR VIRTUAL" y me he dado cuenta que vivimos en un mundo de ilusiones que no nos deja ver clara la realidad. Nuestro mundo es irreal y estamos sumergidos en ello poniendo a sufrir tu alma y la mía aun sabiendo de que este amor es imposible. Hemos vivido una experiencia difícil de olvidar, pero sin ti a mi lado la estoy pasando mal.

Me cuesta mucho escribir lo que pienso a sabiendas de que pueda ser mi sentencia final, pero hay que ser consciente pues este amor surgido de la nada, este amor a distancia nos hace sufrir y nos envenena el alma. Quedemos en penumbras recordando lo que pudo haber sido y no fue, dejemos de sufrir por este amor imposible y estos hermosos sentimientos que nunca podremos compartir.

Me siento triste y no lo niego, ni tampoco me lamento pues aun imaginándote sin rostro ni cuerpo, he conocido tu amor, eso me sirve de consuelo y aunque cuando bien no te conocí fueron momentos muy intensos los que viví.

Es mucha la distancia que nos impide estar juntos, y a esa misma distancia le pido que nos de resignación para no sufrir más.

Siempre estarás en mi corazón y mis pensamientos como algo muy hermoso pero que no pudo ser 

lunes, 21 de octubre de 2013

Un Momento más de vida

Cuando llegue la muerte a quitarme la luz de vida... Quiero que se demore unos segundos para recordar lo que deje de hacer por regalarle mucho tiempo a lo que no valía la pena.
Recordaría los segundos de dolor de mi madre para darme la vida terrenal. Volvería a ser el nene inocente, que llora por lo que desea... ¡La muerte me haría llorar por dejar lo que deseo con todo mi alma!
Gritaría cuanto amo a las personas que me conocieron, gritaría cuanto lo siento por mis infinitos errores, gritaría que no me borren de sus mentes, porque si lo hacen me estarían matando con el gatillo del olvido ¡Gritaría hasta morir, para que no dejar nada en el limbo del olvido!
Cerraría los ojos unos segundos para darle gracias al Padre Divino por dejarme conocer este mundo lindo, aunque muchas veces difícil... ¡Además fue mi hogar durante tanto tiempo!
Recomendaría los momentos malos y buenos vividos en este mundo, para llevarlos grabados al otro lado. Los repasaría una y otra vez como una de las tantas películas que repito por gusto y por "X" motivo... ¡No dejaría espacios en blancos en mi mente!
Usaría los binóculos de la realidad para saber que tan grande fue la huella dejada por mis pasos sobre la Tierra o si por lo contrario, tan solo fui un fantasma más de una sociedad malhumorada por sus espíritus carnales... ¡Correría a regalar todo lo que tengo en mi loca al
ma!
Observaría con detalle todo lo que me rodea, amaría la roca que piso, abrazaría al muro que no me deja ver más allá de la realidad. Saborearía los infinitos aromas que hay en el aire y que nunca les ponemos cuidado... ¡Usaría el microscopio para examinar como esta compuesta la belleza que nos rodea!
Buscaría mis enemigos para pedirles perdón, porque no deseo morir con el corazón lleno de rencor. Los invitaría mirar a través del amor y bondad de la vida... ¡Firmaría con una sonrisa un tratado de paz con el mundo entero!
Pero pensándolo con sangre fría... lo mejor es pedir morir de una, porque no estoy preparado para enfrentarla, además es prolongar la agonía de un paso natural de la vida.
Lo que no se hizo en toda la vida, no se va a llevar acabo en un segundo. Por tanto, no olviden vivir cada segundo, para no tener que lamentarse en la última fracción de vida de lo que pudo o no intentó realizar.
¡Durante la vida, no demuestren que están muertos!... ¡No esperen estar muertos para desear estar vivos!
DEDICADO: A tanto hombre que comienza a vivir cuando sabe que esta muerto.

Autor: Desconocido

Sigue tu corazón

En cierta ocasión durante una charla que di ante un grupo de abogados, me hicieron esta pregunta: "¿Qué es lo mas importante que ha hecho en su vida?". 

La respuesta me vino a la mente en el acto, pero no fue la que di, porque las circunstancias no eran las apropiadas.

En mi calidad de abogado de la industria del espectáculo, sabia que los asistentes deseaban escuchar anécdotas sobre mi trabajo con las celebridades.

Pero he aquí la verdadera, la que surgió de lo más recóndito de mis recuerdos.

Lo más importante que he hecho en la vida tuvo lugar el 8 de Octubre de 1990.

Mi madre cumplía 65 años, y yo había viajado a casa de mis padres en Massachussets, para celebrar con la familia.

Comencé el día jugando con un ex-condiscípulo y amigo mío al que no había visto en mucho tiempo.

Entre jugada y jugada conversamos acerca de lo que estaba pasando en la vida de cada cual. Me contó que su esposa y él acababan de tener un bebe, y que el pequeño los mantenía en vela todas las noches.

Mientras jugábamos, un coche se acercó haciendo rechinar las llantas y tocando el claxon con insistencia.

Era el padre de mi amigo, que consternado, le dijo que su bebé había dejado de respirar y lo habían llevado de urgencia al hospital.

En un instante mi amigo subió al auto y se marcho, dejando tras de sí una nube de polvo.

Por un momento me quede donde estaba, sin acertar a moverme, pero luego traté de pensar que debía hacer. Seguir a mi amigo al hospital?.

Mi presencia allí, me dije, no iba a servir de nada, pues la criatura seguramente estaría al cuidado de médicos y enfermeras, y nada de lo que yo hiciera o dijera iba a cambiar las cosas.

¿Brindarle mi apoyo moral? Bueno, quizá.

Pero tanto él como su esposa provenían de familias numerosas y sin duda estarían rodeados de parientes que les ofrecerían consuelo y el apoyo necesarios pasara lo que pasara. Lo único que haría sería estorbar.

Además había planeado dedicar todo mi tiempo a mi familia, que estaba aguardando mi regreso.

Así, decidí reunirme con ellos e ir mas tarde a ver a mi amigo.

Al poner en marcha el auto que había rentado, me percaté que mi amigo había dejado su camioneta, con las llaves puestas, estacionada junto a las canchas.

Me vi entonces ante otro dilema: no podía dejar así el vehículo; pero si lo cerraba y me llevaba las llaves, qué iba a hacer con ellas.

Podía pasar a su casa a dejarlas, pero como no tenía a la mano ni un papel para escribirle una nota, no podría avisarle lo que había hecho.

Decidí pues ir al hospital y entregarle las llaves. Cuando llegué, me indicaron en que sala estaban mi amigo y su esposa, como supuse, el recinto estaba lleno de familiares que trataban de consolarlos.

Entré sin hacer ruido y me quede junto a la puerta, tratando de decidir qué hacer.

No tardó en presentarse un médico, que se acercó a la pareja, y en voz baja les comunicó que su bebé había fallecido, victima del síndrome conocido como muerte en la cuna.

Durante lo que pareció una eternidad, estuvieron abrazados, llorando, mientras todos los demás los rodeamos en medio del silencio y el dolor.

Cuando se recuperaron un poco, el médico les preguntó si deseaban estar unos momentos con su hijo.

Mi amigo y su esposa se pusieron de pie caminaron resignadamente hacia la puerta. Al verme allí, en un rincón, la madre se acercó, me abrazó y comenzó a llorar.

También mi amigo se refugió en mis brazos. "Gracias por estar aquí" me dijo:

Durante el resto de la mañana permanecí sentado en la sala de urgencias del hospital, viendo a mi amigo y a su esposa sostener en brazos a su bebé y despedirse de él. Eso es lo más importante que he hecho en mi vida".

Aquella experiencia me dejó tres enseñanzas:


PRIMERA:

Lo más importante que he hecho en la vida ocurrió cuando no había 
absolutamente nada que yo pudiera hacer.

Nada de lo que aprendí en la universidad, ni en los seis años que llevaba ejerciendo mi profesión, me sirvió en tales circunstancias.

A dos personas a las que yo estimaba les sobrevino una desgracia, y yo era impotente para remediarla.

Lo único que pude hacer fue acompañarlos y esperar el desenlace.

Pero estar allí en esos momentos en que alguien me necesitaba era lo principal.

SEGUNDA:

Estoy convencido que lo más importante que he hecho en mi vida estuvo a punto de no ocurrir debido a las cosas que aprendí en la universidad y en mi vida profesional.

En la escuela de derecho me enseñaron a tomar los datos, analizarlos y organizarlos y después evaluar esa información sin apasionamientos.

Esa habilidad es vital en los abogados.

Cuando la gente acude a nosotros en busca de ayuda, suele estar angustiada y necesita que su abogado piense con lógica.

Pero, al aprender a pensar, casi me olvide de sentir.

Hoy, no tengo duda alguna que debí haber subido al coche sin titubear y seguir a mi amigo al hospital.


TERCERA:

Aprendí que la vida puede cambiar en un instante. Intelectualmente, todos sabemos esto, pero creemos que las desdichas les pasan a otros.

Así, pues hacemos planes y concebimos nuestro futuro como algo tan real que pareciera que ya ocurrió.

Pero, al ubicarnos en el mañana dejamos de advertir todos los presentes que pasan junto a nosotros, y olvidamos que perder el empleo, sufrir una enfermedad grave, toparse con un conductor ebrio y miles de cosas más pueden alterar ese futuro en un abrir y cerrar de ojos.

En ocasiones a uno le hace falta vivir una tragedia para volver a poner las cosas en perspectiva.

Desde aquel día busqué un equilibrio entre el trabajo y la vida; aprendí que ningún empleo, por gratificante que sea, compensa perderse unas vacaciones, romper con la pareja o pasar un día festivo lejos de la familia.

Y aprendí que lo más importante en la vida no es ganar dinero, ni ascender en la escala social, ni recibir honores.

LO MAS IMPORTANTE EN LA VIDA ES EL TIEMPO QUE DEDICAMOS A CULTIVAR UNA AMISTAD, y gente nueva con la que podamos ejercitar el privilegio de servir...



Estrellas del cielo

Existían millones de estrellas en el cielo.
Estrellas de todos los colores: blancas, plateadas, verdes, doradas, rojas y azules.
Un día inquietas, se acercaron a Dios y le dijeron:
-Señor Dios, nos gustaría vivir en la tierra entre los hombres.
-Así será hecho- respondió el Señor.- Las conservaré a todas ustedes pequeñitas, como son vistas, para que puedan bajar para la tierra.
Cuéntase que, en aquella noche, hubo una linda lluvia de estrellas. Algunas se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fueron a jugar y anclaron con los juguetes de los niños y la tierra quedó maravillosamente iluminada. Pero con el pasar del tiempo, las estrellas resolvieron abandonar a los hombres.
-¿Por qué volvieron?- preguntó Dios, a medida que ellas iban llegando al cielo.
-Señor, no nos fue posible permanecer en la tierra. Allá existe mucha miseria y violencia, mucha maldad, mucha injusticia.
Y el Señor les dijo:
-¡Claro! El lugar de ustedes es aquí en el cielo. La tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que pasa, de aquel que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere, nada es perfecto. El cielo es el lugar de la perfección, de lo inmutable, de lo eterno, donde nada perece.
Después que llegaron todas las estrellas y verificando su número, Dios habló de nuevo:
-Nos está faltando una estrella. ¿Será que se perdió en el camino?
Un Ángel que estaba cerca replicó:
-No Señor, una estrella resolvió quedarse entre los hombres. Ella descubrió que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde hay límite, donde las cosas no van bien, donde hay lucha y dolor.
-¿Mas qué estrella es esa?- volvió Dios a preguntar.
- Es la esperanza Señor. La estrella verde. La única estrella de ese color.
Y cuando miraron para la tierra, la estrella no estaba sola.
La tierra estaba nuevamente iluminada porque había una estrella verde en el corazón de cada persona. Porque el único sentimiento que el hombre tiene y Dios no necesita tener es la esperanza. Dios ya conoce el futuro y la esperanza es propia de la persona humana, propia de aquel que yerra, de aquel que no es perfecto, de aquel que no sabe como será el futuro.

Recibe amigo en este momento esta estrellita en tu corazón:
¡La Esperanza!





viernes, 18 de octubre de 2013

Feliz Día Mamá


Feliz Día Mamá


Feliz Día Mamá


Feliz Día Mamá


Feliz Día Mamá


Feliz Día Mamá


Feliz Día Mamá



Feliz Día Mamá


Feliz Día Mamá


Feliz Día Mamá


miércoles, 16 de octubre de 2013

Cachorros en venta



El dueño de un negocio estaba clavando un cartel sobre la puerta que decía: “Cachorros en venta”. Carteles como ése atraen a los niños pequeños y, como era de esperar, pronto apareció un chiquito.
-¿A cuánto va a vender los cachorros? –preguntó.
El dueño del negocio respondió:
-Más o menos entre treinta y cincuenta dólares.
El chiquito buscó en el bolsillo y sacó un poco de cambio. –Yo tengo 2,37 dólares –dijo. ¿Podría verlos?
El dueño del negocio sonrió, silbó y de la cucha salió Lady, que corrió por el corredor del negocio seguida por cinco pelotitas peludas. Un cachorrito quedó bastante rezagado. De inmediato, el chiquito distinguió que el cachorrito rengueaba y preguntó:
-¿Qué le pasa a ese perrito?
El dueño del negocio le explicó que el veterinario había examinado al cachorrito y había descubierto que tenía mal una articulación de la cadera. Siempre renguearía. Siempre sería rengo. El niñito se entusiasmó. –Ése es el cachorrito que quiero comprar.
-No, tú no quieres comprar ese perrito. Si realmente lo quieres, te lo daré –dijo el dueño del negocio.
El chiquito se enojó. Miró fijo al hombre y, señalándolo con el dedo, dijo:
-No quiero que me lo dé. Ese perrito vale tanto como los otros cachorros y le pagará el precio total. Mire, le daré los 2,37 ahora y 50 centavos por mes hasta terminar de pagarlo.
El dueño del negocio lo contradijo: -En realidad, tú no quieres comprar ese perrito. Nunca va a poder correr y jugar contigo como los demás cachorritos.
Al oír esto, el chiquito se agachó y se levantó el pantalón para revelar una pierna izquierda torcida e inválida apoyada en un aparato metálico. Miró al dueño del negocio y suavemente respondió: -Bueno, ¡yo tampoco corro muy bien, y el cachorrito va a necesitar alguien que lo entienda!

Empieza por ti

Las siguientes palabras fueron escritas en la tumba de un obispo anglicano (1100 D.C.) en las criptas de la Abadía de Westminster:

Cuando era joven y libre y mi imaginación no tenía límites, soñaba con cambiar el mundo. Al volverme más viejo y más sabio, descubrí que el mundo no cambiaría, entonces, acorté un poco mis objetivos y decidí cambiar sólo mi país.

Pero también él parecía inamovible.

Al ingresar en mis años de ocaso, en un último intento desesperado, me propuse cambiar sólo a mi familia, a mis allegados, pero, por desgracia, no me quedaba ninguno.

Y ahora que estoy en mi lecho de muerte, de pronto me doy cuenta: Si me hubiera cambiado primero a mí mismo, con el ejemplo habría cambiado a mi familia.

A partir de su inspiración y estímulo, podría haber hecho un bien a mi país y, quién sabe, tal vez incluso habría cambiado el mundo.

Anónimo



Corre Patti, corre!!

A una edad muy temprana, Patti Wilson recibió de su médico el diagnóstico de que era epiléptica. Su padre, Jim Wilson, sale a correr todas las mañanas. Un día, sonrió detrás de su ortodoncia de quince años y dijo:
-Papá, si hay algo que realmente me gustaría hacer, es correr contigo todos los días, pero me da miedo tener un ataque.
-Si te ocurre, yo sé cómo manejarlo, así que vamos a correr –le dijo el padre.
Es lo que empezaron a hacer todos los días. Significó para los dos, compartir una experiencia maravillosa y mientras corría no tenía ataques. Después de unas semanas, Patti le dijo a su padre:

-Papá, me encantaría batir el record femenino de carrera de larga distancia.

El padre chequeó el Guiness Book of World Records y encontró que lo más lejos que había llegado una mujer eran ciento veintiocho kilómetros. Cuando estaba en primer año del secundario, Patti anunció: “Voy a correr desde Orange County hasta San Francisco”. (Una distancia de seiscientos cuarenta kilómetros). “Al año siguiente –continuó- voy a correr hasta Portland, Oregon.” (Más de tres mil kilómetros). “Al año siguiente correré hasta St. Louis. (Unos cuatro mil kilómetros). “Después correré hasta la Casa Blanca:” (Más de seis mil kilómetros).

En vista de su deficiencia, Patti era tan ambiciosa como entusiasta, pero decía que, para ella, la desventaja de ser epiléptica era simplemente “una incomodidad!. No se concentraba en lo que había perdido, sino en lo que le había quedado.

Ese año, realizó su carrera a San Francisco con una remera que decía “I Love Epileptics”. Su padre corrió cada kilómetro a su lado, y la madre, enfermera, los siguió en una camioneta por si había alguna complicación.

En la clase de segundo año, los compañeros de Patti corrieron detrás de ella. Armaron un poster gigante que decía, “¡Corre, Patti, corre!” (Desde entonces es su lema y el título de un libro que escribió). En su segundo maratón, de camino a Portland, se fracturó un hueso del pie. Un médico le dijo que debía dejar de correr. “Tengo que ponerte un yeso en el tobillo para que no te quede un daño permanente.”

“Doctor, usted no entiende –le dijo-. Esto no es un capricho, ¡es una magnífica obsesión! No lo hago sólo por mí, lo hago para romper las

cadenas de los cerebros que limitan a tantos otros. ¿No hay alguna manera de que pueda seguir corriendo?”

Le dio una opción. Podía envolvérselo con algo adhesivo en vez de ponerle un yeso. Le advirtió que sería sumamente doloroso y le dijo: “Se te ampollará”. Le pidió al médico que se lo envolviera.

Terminó la carrera a Portland, completando su último kilómetro con el gobernador de Oregon. Tendría que haber visto los titulares: “Super corredora, Patti Wilson termina el maratón por la epilepsia el día que cumple diecisiete años”.

Después de cuatro meses corriendo casi constantemente desde la Costa Oeste hasta la Costa Este, Patti llegó a Washington y le estrechó la mano al Presidente de los Estados Unidos.

“Quería que la gente supiera que los epilépticos somos seres humanos normales, con vidas normales”, le dijo.

Conté esta historia en uno de mis seminarios no hace mucho tiempo y al terminar, se me acercó un hombre con los ojos llenos de lágrimas, me extendió su mano grandota y me dijo: “Mark, mi nombre es Jim Wilson. Usted hablaba de mi hija, Patti”. Me contó que gracias a sus nobles esfuerzos, se había reunido dinero suficiente para abrir diecinueve centros para epilépticos muy costosos en todo el país.

Si Patti Wilson puede hacer tanto con tan poco, ¿qué podemos hacer nosotros para superarnos estando perfectamente bien?

Mark V. Hansen
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